Esta situación se puede analizar desde el funcionalismo a través de los estudios de Laswell y Lazarsfeld. En cuanto al primero, se puede analizar el acto de comunicación respondiendo a las preguntas que se realiza el propio autor:
¿quién?: Jorge Drexler
¿dice qué? canta su canción al público (o tiene la intención de hacerlo)
¿mediante qué canal?: la televisión
¿a quién/quiénes?: la audiencia televisiva.
¿con qué efectos?
En el último punto es donde surge el problema, ya que los productores le prohiben a Drexler cantar su canción por miedo o preocupación de que esto llevara a una pérdida de audiencia. Sin embargo, esta no es la intención de Drexler al querer cantar la canción así como tampoco hacerse conocido mediante los medios ni mucho menos, el simplemente quiere compartir su obra artística con el público, como escribe en su carta:
También en este caso, se observa cómo se cumplen las funciones de los medios masivos de comunicación según Laswell. Primero, los productores del show serían quienes cumplen con la función de vigilancia del entorno, debido a que son los que advierten de un posible "peligro" para la normalidad del programa, es decir algo que se saldría de lo estandarizado y alteraría al público. En segundo lugar, está la televisión como medio para la coorelación de actividades, la cual al tener cierto tiempo de transmisión del evento en el cual todo está programado con anterioridad le niega la participación al cantante para no salirse de lo preestablecido. Por último, se reconoce una sociedad donde los valores se han ido transmitiendo de generación en generación, los cuales serían vincular a los artistas latinoamericanos con estereotipos y preconceptos. De modo que, el hecho de que Drexler cantara su canción generaría un caos en la audiencia a la cual se la educó de tal manera que la actuación de un latinoamericano pareciera algo desubicado e incoherente y por tanto generaría disgusto.
"Puede que para los productores de la ceremonia de los Oscar una canción no sea más una oportunidad para lograr un índice de audiencia determinado, pero a mí modo de ver, una canción es antes que nada un hecho artístico y debería ser tratado como tal"
Continuando con la teoría funcionalista, se observa cómo en esta situación también se cumplen funciones según Lazarsfeld. En primer lugar, la función de otorgar status, ya que al ser Drexler ganador de un premio Oscar y aparecer en la ceremonia se le hace más conocido y popular entre las masas. En segundo lugar, se ve como se impone una norma social al cantante: los latinoamericanos son aislados en guettos en EEUU y al negarle la participación a Drexler lo están separando del resto de los artistas norteamericanos. También se reconoce el conformismo social, porque ante todo este problema, el espectador podría terminar pensando "si Drexler no canta su propia canción y en vez de eso lo hace un actor conocido debe ser porque Drexler no es tan buen cantante". Sin embargo, el espectador tiene una fe ciega en los medios masivos de comunicación y no piensa que el cantante latinoamericano puede ser evitado debido a intereses puramente económicos de los productores. En palabras de Lazarsfeld:
"Los medios masivos de comunicación renuncian invariablemente a los objetivos sociales cuando éstos chocan con los beneficios económicos. Los símbolos secundarios de opiniones progresistas son de escasa importancia, ya que sólo se los incluye por concesión de los patrocinadores, y a condición de que sean lo bastante aceptables como para no alejar a ninguna parte apreciable del público."
Por el otro lado, también se puede analizar este caso desde el punto de vista de los filósofos pertenecientes a Escuela Crítica de Frankfurt, quienes a través de la razón crítica pretenden trascender la realidad. Se podría decir que la canción original de Drexler fue reproducida técnicamente al ser cantada por Antonio Banderas. Esto sería igual a decir, según Walter Benjamín, que la obra artística ha perdido su aura, autenticidad o su "aquí y ahora", en otras palabras, su valor original y cultural con la que fue creada.
A su vez, también se reconocen ciertas características que menciona Theodor Adorno en su publicación "Televisión y cultura de masas". Por ejemplo, se observa como en todo el evento de los Oscar es aplicada la razón práctica, es decir, el aprovechamiento de las cosas, porque cada pequeño diálogo y participación de los individuos es producto de una investigación profunda sobre como lograr la máxima audiencia posible. Adorno expresa que los medios masivos de comunicación son un difundir productos de la industria cultural, productos que se vendan masivamente, y como ya se ha mencionado anteriormente el cantante Jorge Drexler no entraría en esta categoría como si lo haría Antonio Banderas.
Por último, se reconoce cuán alto es el grado de manipulación por parte de los medios masivos de comunicación, en este caso la televisión, que tienen que programar todo un evento para lograr la máxima atención de los espectadores. Como consecuencia, se generan los clisés, en palabras de Adorno:
"Más opaca y compleja se vuelve la vida moderna y más se siente tentada la gente a aferrarse desesperadamente a clisés que parecen poner algún orden en lo que de otro modo resulta incomprensible".
Aplicado al ejemplo, si Drexler hubiera cantado la canción se hubiera roto el clisé del evento de Hollywood por lo cual se hubiera desatado una mala recepción del mensaje por parte de la audiencia.
En conclusión, visto desde el punto de vista funcionalista, el actuar de Drexler al cantar un trozo de la canción es disfuncional, ya que altera el orden y equilibrio en las masas. Desde la Escuela Crítica de Franfurt, no sólo se ha perdido el aura de la canción original sino que también se le ha negado la oportunidad de que sea conocida por la moderna sociedad de masas
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